domingo, 26 de febrero de 2012

4-DE LA SELECCIÓN DE LAS CONSECUENCIAS


Seleccionar las consecuencias es nada más y nada menos que tomar responsabilidad. Aceptar leyes que no vemos. No negar que las mismas están dispuestas de tal modo que sea plausible estar dónde uno quiera, de la forma que prefiera, y con aquellos que requiera. Los tiempos entre una acción y su resultado, no están en nuestras manos. Ello, variará según un grupo de condiciones que quizá tengamos tiempo de analizar más adelante. Un grupo de condiciones, y un conjunto de acciones efectuadas por nosotros mismos.
Al terminar el texto, la idea es que aceptemos que estamos en el lugar que fuere por causa de nuestras decisiones, como resultado de nuestro esfuerzo, y como respuesta natural a nuestras reacciones. Pero a la vez, lo primordial es que entendamos también que por ende podemos estar dónde y cómo prefiramos, si nadamos a corriente de las leyes naturales, y no en su contra.
Si requerimos un ejemplo que sostenga el párrafo anterior, podemos hacerlo de forma sencilla recurriendo a las matemáticas: ¿Si quiero 4, llegaré a ello sumando dos más dos (cuando yo no dispuse que luego del 1 viene el 2, a continuación el 3 y seguido el 4, sino que son leyes que ya estaban desde antes de que yo naciera), o llegaré sumando números impares, restando al azar, y volviendo a sumar lo que surja?
La respuesta es tan evidente, como aquella que nos define por qué estamos allí donde estemos, e inclusive de la forma en que nos encontremos.
Por último, antes de comenzar a ahondar en estos temas, es dable aclarar que este apartado no es más que una suma de varios fragmentos de numerosas religiones (nada ha sido inventado por mí, las leyes naturales ya estaban cuando llegué), explicadas desde un punto de vista específico y lógico, que define por qué lo comprendo de ese modo y no de otro, y a la vez, no teniendo otra finalidad que no sea la misma que la de toda religión: divisar, al menos en parte, las ecuaciones que nos rigen, con el único fin de ser mejor hombre, y cumplir con el concepto de misión que se esconde dentro de uno.
En caso de percibir que uno responde mejor a otras pautas (sin olvidar el fin, jamás), o a una religión en particular, no habremos de dudar en ignorar estos capítulos, ya que, en esos casos, no hará otra cosa que confundir el buen destino que hay reservado para cada uno de nosotros.

3 comentarios:

  1. ¡Hola, Eusebio Q! Soy Guillermo A.
    El autor sigue pensando en Mariana M, claro. Pero no siente por ella lo mismo que antes. Piensa en ella y la recuerda con afecto.
    ¡Saludos!

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  2. Respecto a las ayudas, muy buen punto. Muy interesante lo de los roles invertidos entre el ayudador y el ayudado.
    Bienvenido Eusebio Q.
    Abrazo y gracias por pasar.

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  3. Buenas Tardes.
    Pobre Ulises, es de tango: dentro de una peluquería, la mirada triste a través del vidrio, esperando un vendedor brasilero para ahogar sus penas.
    Estimadísimo, abrazo y gracias por pasar.

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